SWASTIKA
Impulsos rotatorios en el espacio
Rudolf M. Schindler.
Casa Schindler-Chace. Kings Road, Hollywood, 1921-22.
Mies van der Rohe.
Casa de campo en hormigón, 1923.
Walter Gropius.
Bauhaus. Dessau, 1925-26.

Mies van der Rohe consiguió, con cinco proyectos realizados entre 1921 y 1924, su acreditación indiscutible como arquitecto de vanguardia. La casa de campo en hormigón es uno de ellos, y los otros son los dos rascacielos de cristal, el edificio de oficinas en hormigón y la casa de campo de ladrillo.
Aunque del proyecto para una casa de campo en hormigón se conservan únicamente algunas perspectivas y dos fotos de una maqueta, su importancia está fuera de duda para el biógrafo de Mies, Schulze, que señala que esta casa no tenía, cuando se proyectó, precedente arquitectónico alguno en Europa: ni Rietveld, ni Le Corbusier, ni Mendelsohn, ni Gropius habían llegado por entonces a nada igual. 
Si en la casa de campo de ladrillo, Mies rompe la caja compacta de la casa tradicional mediante la individualización de los muros y su prolongación hacia el exterior, en la casa de campo de hormigón la caja queda rota por un procedimiento diferente, que es el de separar sus partes.
Para ello, Mies proyecta una planta en esvástica, que puede entenderse como la superposición de un cuerpo de edificación en Z con otro en L, de lo que resultan tres alas salientes que se proyectan hacia tres orientaciones distintas. Esta composición, asimétrica y rotatoria, genera un juego de llenos y vacíos en el que los volúmenes edificados y los espacios exteriores se interpenetran en todos los frentes de la casa.
Mies van der Rohe. Casa de campo en hormigón, 1923.
Por todo ello, aunque nada se sabe de la planta, Philip Johnson, en su biografía de Mies, concede a éste el mérito de haber proyectado la primera casa “zonificada”, y se aventura a asignar usos a cada una de las alas: área para vivir, área de dormitorios y área de servicio.
Siguiendo su máxima de ese periodo de no reconocer problemas de forma, sino sólo problemas de construcción, cuando Mies comenta este proyecto no habla de composición ni de expresión, sino que lo justifica en términos muy prosaicos, limitándose a comentar las ventajas e inconvenientes del hormigón como material. Pero, reconocida o no, sí hay una composición en la casa de hormigón, que es la que proponía en los años veinte Theo van Doesburg para la pintura, y que podríamos denominar “composición centrífuga”, basada en la abolición del centro y en la búsqueda de un nuevo equilibrio asimétrico a partir del movimiento de las partes hacia la periferia.
Pero, aunque la casa de Mies, como dice Schulze, no tenía precedentes en Europa, sí los tenía en América: entre 1921 y 1922, Rudolf Michael Schindler, un arquitecto vienés emigrado a California, había ya proyectado y construido su casa propia a partir de esa idea de composición centrífuga, y además con un programa doméstico absolutamente radical. La casa Schindler-Chace en Kings Road, West Hollywood, de hormigón y madera de secuoya, se compone de tres cuerpos de edificación en L dispuestos como un molinete, que pivotan alrededor de una doble chimenea central. Uno de ellos estaba destinado a cocina común, estudio de invitados y garaje, y los otros dos alojaban a las dos parejas que compartían la casa. Cada persona disponía de un estudio independiente, que ocupaba uno de los brazos de la L.
En la casa Schindler-Chace, la interpenetración entre edificios y espacios que resulta de la composición centrífuga no es un mero juego formal, sino que tiene una clara justificación funcional: los dos cuerpos en L que alojan a cada pareja se adosan, formando una Z, de modo que las zonas del jardín a las que se abren los estudios de los Schindler y los Chase son opuestas e independientes, y la tercera L sirve, a su vez, para delimitar un espacio de acceso separado de los jardines privados.
Pero Schindler, arquitecto bohemio que llevaba sandalias, pelo largo y camisas de seda sin corbata, y construía casas baratas en California para artistas de izquierdas, cometió el pecado de utilizar en su casa de Kings Road un lenguaje arquitectónico masivo, inspirado en el de las casas de los indios pueblo, con unos muros de carga de paneles de hormigón ligeramente inclinados.
R. M. Schindler. Schindler-Chace House. Kings Road, Hollywood, 1921-22.
El pecado de no independizar estructura y cerramientos, agravado por el uso de unos despieces de carpinterías poco modernos, próximos a Wright, dejó a la casa Schindler-Chace, la primera casa realmente moderna construida en el mundo, fuera de la exposición The International Style organizada para el Museo de Arte Moderno de Nueva York por Henry Russell-Hitchcock y Philip Johnson en 1932. La casa Mandrot de Le Corbusier, que sí estaba en esa exposición, mostraba que pecados como los muros de carga sólo les estaban permitidos a los genios.
La Bauhaus de Dessau se proyectó en 1925, dos años después que la casa de campo de hormigón de Mies, que Walter Gropius obviamente conocía, y si vemos sus plantas veremos la misma esvástica, aunque con el sentido de rotación invertido. La forma de resolver el encuentro de los volúmenes con el plano del suelo, mediante un corte horizontal continuo, es también un rasgo común a ambos edificios.
Gropius, sin embargo, no se conformó con seguir sin más los pasos de Mies, sino que consiguió enriquecer la planta en esvástica al plantear una disposición de volúmenes que va más allá de la cornisa uniforme de la casa de campo en hormigón. En concreto, la combinación en uno de los cuerpos de edificación de un volumen bajo (la zona de cantina y auditorio) y un volumen prismático más alto (el bloque de estudios) situado en un extremo, genera un vértice o punto culminante de la composición, que estaba ausente en la casa de Mies, y que estabiliza, como si fuese un pesado pisapapeles, la rotación de las aspas de la esvástica. Con ello, además, la composición centrífuga, que Mies limitaba a la planta, se hace extensiva a la tercera dimensión. Y esto es una aportación trascendental, una más de las que han hecho del edificio de la Bauhaus un mito de la arquitectura moderna.
La original planta de la casa Schindler-Chace reaparece con un lenguaje arquitectónico nuevo en el proyecto de Mies. Pero, así como en América Schindler fue virtualmente ignorado, en el contexto europeo Gropius supo seguir el camino abierto por la casa de hormigón para construir un edificio que, aunque no era tan original, no se quedaba donde dejó Mies su proyecto, sino que daba un paso más allá. La historia de la arquitectura es tal vez una suma de las aportaciones de unos pocos arquitectos capaces de inventar formas nuevas y unos cuantos más que a partir de esas formas consiguen crear otras que las enriquecen. Ambos son trabajos propios de grandes artistas, pero el primero, para ser reconocido, requiere unos críticos capaces de identificar lo bueno en lo nuevo, más allá de modas y estilos.
Walter Gropius. Bauhaus. Dessau, 1925-26