GRACE EN EL PORCHE

Casa Miller, Palm Springs, California, 1937.
Richard Neutra


En 1935, dos meses después de la muerte de su marido, Grace Lewis Miller, dejaba su casa de St. Louis y se dirigía por la Autopista 66 a California, con sus dos hijos en el asiento de atrás de su Ford. En 1937, Julius Schulmann fotografió a Grace sentada, leyendo en el screened porch de la casa-estudio de 108 m2 que Richard Neutra proyectó y construyó para ella en Palm Springs, localidad de moda en un momento caracterizado por el culto al cuerpo y a la salud en California, en el que el paisaje del desierto representaba la naturaleza desnuda, reducida a lo esencial. 
   En la pequeña casa, que no tenía ni siquiera comedor, la culta y emprendedora viuda enseñaba el “sistema Mensendieck de ejercicios funcionales”, que proponía como alternativa a la gimnasia una estética de las posturas y una puesta en valor de los movimientos cotidianos del cuerpo, analizándolos para obtener posturas saludables. Para sus clases no necesitaba aparatos ni pesas, sino alfombras y espejos, además de un lugar apropiado, cerca del elegante Racquet Club de Palm Springs, del que eran socios muchos de sus clientes ricos y famosos. 
   Si conseguimos apartar la vista de las torneadas piernas de Grace Miller, únicas en ese momento en la fotografía de arquitectura, podemos observar algunas otras cosas, como, por ejemplo, las reducidas dimensiones del porche, tanto en altura como en anchura, la todavía más exigua superficie de la zona en sombra del mismo, los ventanales hasta el techo, que ofrecen una vista panorámica del desierto, con las montañas de San Jacinto al fondo, y el reflejo del cielo en la pequeña piscina cubierta que hay al otro lado del vidrio. 
   Se ha comparado a veces la obra de Neutra con la arquitectura tradicional japonesa, pero en Grace Miller no vemos nada tradicional, sino a una bella mujer independiente y cultivada que descansa sola en su casa con ropa ligera y cómoda, en el elegante remanso de paz de su porche abierto al desierto. Y en el ambiente flota una sensación de relajada sensualidad.