VITTORIA EN LA ISLA

Casa Vittoria. Isla de Pantellería, Sicilia, 1972-75
Luís Clotet - Oscar Tusquets



El mediterráneo puede tener un rostro más amable si la arquitectura evita hacer lo que hace en Capri la casa Malaparte: imponerse al paisaje. La casa Vittoria en Pantellería también domina el horizonte y el mar, como la casa Malaparte, pero sus espacios interiores se esconden en las terrazas de una ladera, y sus porches son ligeros cañizos sobre unas columnas de hormigón tosco, que evocan las de las ruinas de un templo griego arcaico.
La interpenetración entre esta casa y el paisaje que la circunda hace de ella algo más que una casa. Hippie y clásica a la vez, es de hecho una de las obras más singulares e intemporales de la arquitectura española contemporánea.
Tener unas columnas nos da una referencia visual, un elemento cercano desde el que contemplar el horizonte. Ya no tenemos sólo un suelo, sino que hay un esqueleto de pared, las columnas. Aunque sigamos sin barandillas, podemos apoyarnos en una columna, como hace la dueña de la casa, y apoyar el peso en una cadera, o en el pie. Podemos, incluso, dar la espalda al mar sin caer al vacío.
Desde luego, el hecho de que el terreno sea más una ladera abierta al mar que un acantilado ayuda a las columnas a evitar la sensación de vértigo, de caída inminente, que se siente en la casa Malaparte.
La vida en Pantellería la imagino mejor que en la casa de Capri. No sé nada de la dueña ni de sus gustos, pero esta casa es un lugar adecuado para la buena vida: nunca podrá ser un lugar algo siniestro. Aquí parece posible dedicarse plácidamente, mirando al mar, a fumar hierba, follar, mirar la puesta de sol, oir música de Sisa o Pep Laguarda, y a todas esas cosas que hacían los hippies, sabiendo que, aunque estemos colocados, no caeremos al abismo. Puede que no sea una opción vital tan sublime como la de Malaparte, pero es menos arriesgada y decididamente más agradable.