UNA CASA BLANCA A PLENO SOL

Casa Uriach, L´Ametlla del Vallés, Barcelona, 1961.
José Antonio Coderch.


Es un porche orientado al sur, y delante de él hay una piscina. Bajo el sol mediterráneo, la sombra es tan intensa que apenas vemos a las figuras que hay bajo la losa horizontal. En el centro, en bañador y sandalias, y sentado en una silla de mimbre, lee el periódico un hombre de pelo blanco. A un lado, una figura en sombras se inclina hacia un joven sentado en un banco de obra, y al otro lado sólo asoman al sol las zapatillas de una cuarta figura en sombras, que apoya sus pies en el respaldo de una silla. Descalzas y sentadas en sillas bajas, dos mujeres leen mientras toman el sol.
La casa Uriach es una de las cuatro grandes casas de lujo que hizo Coderch en la primera mitad de los sesenta, todas de una planta, tras el éxito de la casa Catasús. Montserrat Sans de Uriach expresó a Coderch cómo quería que fuese su casa, en una carta extraordinaria, que es el sueño de cualquier arquitecto: “Desearíamos que la casa fuese lo más parecida a nosotros mismos, o mejor a lo que nosotros tratamos de ser (…) Es decir: sobria, austera. Práctica. Absolutamente antiespectacular y la negación de la ostentación y el lujo. Una casa que se pueda ver con admiración sonriente pero sin despertar envidia (…).Desearía que la casa fuera también como íntima, es decir, que la vida en ella no fuese una exposición exterior. (…). Le ruego se acuerde de que no deseamos decoración. Así, los dormitorios pueden parecer celdas; en ellos sólo ha de haber lo mínimo indispensable. (…) Blanca, me horrorizan los colores bonitos. Blanca la casa toda. Ningún color: blancas también las paredes”.
Coderch, desde luego, supo responder a estos deseos. La casa blanca, las ventanas con mallorquinas, sin cortinas ni visillos, y un suelo de baldosín cerámico rojo dentro y fuera son los mimbres con los que obtuvo el lujo austero que le pedía su cliente. Pero, además, puso en las formas y espacios de la casa mucha arquitectura.