PALM SPRINGS PARTY
Casa Kaufmann. Palm
Springs , 1946
Richard Neutra
Edgar J. Kaufmann no ha pasado a la
posteridad por ser el acaudalado dueño de unos grandes almacenes de Pittsburg,
sino por haber encargado dos de las casas más célebres de la arquitectura
contemporánea: Fallingwater, de Frank Lloyd Wright, y la casa en el desierto de
Palm Springs, de Richard Neutra.
La fotografía de Julius Schulmann de
1947 que muestra la casa de Palm Springs al atardecer, con los interiores
iluminados y la silueta de las montañas recortándose al fondo, es uno de los
iconos de la arquitectura moderna. En esta foto, podemos ver en primer plano
unas tumbonas sobre el césped, la casa con los interiores iluminados y, a la
izquierda, a la señora Kaufmann reclinada junto al borde de la piscina, como si
fuese una estatua.
Schulmann utilizó la figura de la
señora Kaufmann para tapar la luz del proyector de la piscina, y lamentaba
haberla tenido durante 45 minutos inmóvil en esa posición, tiempo de exposición
de la foto. Por desgracia, Lilianne Kaufmann no disfrutó mucho de la casa de
Palm Springs. Su marido instaló allí a su amante, Grace Stoops, que ejerció
como anfitriona en el funeral de Lilianne, quien murió de una sobredosis de
analgésicos en 1952.
En la casa Kaufmann de Palm Springs,
modernidad ha pasado a ser sinónimo de glamour, lujo, refinamiento y
sibaritismo.
Tras la muerte de Edgar Kaufmann en
1955, la casa permaneció vacía durante varios años. Entre 1963 y 1971, sus
dueños fueron Joseph Linsk, marchante de arte, y su mujer Nelda. Slim Aarons,
el fotógrafo que mejor supo plasmar la idea de la buena vida que tenían los
ricos en California, los retrató en 1970 celebrando una fiesta junto a la
piscina con sus amigos
La foto crepuscular de Schulmann, con
su refinamiento zen, pertenece a la esfera de la arquitectura, y las de Aarons
a las crónicas de sociedad. En ellas, Nelda Linsk, agente inmobiliaria, es la
que aparece con un vestido amarillo, conversando con las actrices Lita Baron y
Helen Dzo Dzo.
A Nelda le gustaba mucho el porche
situado en cubierta, desde el que se dominaba el paisaje del desierto
circundante. Por lo demás, no dudó en cerrar un patio, romper una pared para
añadir una sala o un baño, colocar equipos de aire acondicionado en cubierta o
empapelar con papel estampado con flores algunas habitaciones. De hecho, parece
haber sugerido a posibles compradores de la casa que podían reformarla si
querían para que fuese de estilo español, más de moda entonces.
Los Linsk vendieron la casa a Eugene
Klein, propietario del club de fútbol americano San Diego Chargers, y en 1980
la adquirió el cantante Barry Manilow. Finalmente, Brent Harris, un gestor de
inversiones, y Beth Edwards Harris, historiadora de la arquitectura, compraron
la casa y la restauraron cuidadosamente, devolviéndole su aspecto original.
Tras la restauración, la pareja se divorció y sacó la casa a subasta en Christie´s.
Habían pagado por ella 1,5 millones de dólares y esperaban venderla por al
menos 15 millones.
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